El grupo Prisa no quiere ni puede permitirse
ver cómo transcurre todo un año con los brazos cruzados para que las
condiciones que impiden una alianza entre su filial audiovisual,
Sogecable, y Telefónica pierdan vigencia.
Así, lo que en un principio fue un deseo —lanzado en la última
junta de accionistas del grupo por Jesús de Polanco—, la semana pasada
se convirtió en un reclamo al Gobierno con el fin de que la
renegociación "haga los acuerdos [entre Sogecable y Telefónica] más
flexibles".
Esta petición, que necesita "posteriores discusiones con la
operadora", corre el riesgo de que el gesto por parte del Ejecutivo de
Zapatero sea interpretado como un "último favor" en un contexto, por
otra parte, de precampaña electoral.
Renegociar los términos
Precisamente, en una reunión con inversores extranjeros, el director
general de Prisa, Ignacio Santilana, hizo alusión a esa renegociación
de los términos de las condiciones que el Gobierno de José María Aznar
impuso para autorizar en 2002 la fusión de las plataformas digitales
Canal Satélite y Vía Digital.
No obstante, añadió que en caso de que no fructificaran las
conversaciones, está la posibilidad de vender contenidos a otros
proveedores de telecomunicaciones para ofertas conjuntas de teléfono,
internet y televisión, léase France Télécom.
"Si no podemos alcanzar un acuerdo con Telefónica, nos gustaría tener la libertad para hacerlo con otros".
Entre las limitaciones acordadas en el momento de la autorización
para garantizar la competencia en el sector audiovisual, el Gobierno
obligó a Sogecable a no suscribir, directamente o a través de
cualquiera de las empresas que controla, acuerdos o alianzas con
cualquier empresa del grupo Telefónica y viceversa en el ámbito de los
medios de comunicación que excedan o no se correspondan con los
incluidos en la operación notificada de fusión digital.
Además, se establecía que Sogecable debía comprometerse a "no
comercializar conjuntamente la oferta de la plataforma de televisión
resultante de la operación (Digital+) con la de acceso a Internet de
banda ancha de Telefónica o, en su caso, la del proyecto Imagenio, ni a
discriminar la venta de sus contenidos audiovisuales a favor de
Imagenio o cualquier otro proyecto del grupo Telefónica en ADSL frente
a otros proveedores de acceso a Internet en España.
Para los directivos del grupo, estas condiciones les atan de pies
y manos para hacer despegar un negocio como el de la televisión de pago
por satélite, que se ve lastrado por un nuevo frente: el triple play, u
oferta conjunta de telefonía, Internet y televisión. Y a su alrededor,
Prisa ha diseñado toda una estrategia que empezó con el lanzamiento de
una OPA sobre el 20% de Sogecable, plataforma a la que están suscritos
dos millones de clientes. Pero con la dificultad de que el control del
90% de los clientes de la televisión de pago, que poseía Sogecable es
algo del pasado, en beneficio ahora de los operadores de cable y de la
propia Imagenio de Telefónica.
El grupo Prisa busca desesperadamente una forma de llegar a
acuerdos de contenidos con quien entiende que es su socio natural, y
dueña del 17% de Sogecable. Mientras que por su parte, Telefónica ha
entrado en contacto con diferentes proveedores de contenidos para
mejorar la oferta de su televisión Imagenio. Todos ganan. Sin embargo,
ambas compañías tienen prohibido hasta noviembre de 2007 realizar
cualquier movimiento estratégico que afecte a la plataforma, como se
encargó de explicar Santillana.
Pero Prisa no puede permitirse muchas aventuras, con una deuda que
supera los 2.700 millones y un frente abierto en Portugal que podría
obligarle a desembolsar más dinero del previsto. De hecho, no se
descarta que el grupo se deshaga de parte de otros negocios, como los
activos de impresión, sobre los que pesa una orden de venta.
Incluso fuentes del mercado apuntan la posibilidad de que Prisa
acabe vendiendo el negocio de la TV de pago, que empieza a sufrir la
competencia de Mediapro en la gestión de los derechos del fútbol. La
irrupción de la productora catalana ha doblado en muchos casos los
ingresos de los clubes de fútbol por sus derechos audiovisuales, hasta
ahora bajo el control de Sogecable.
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